Como alternativa a los cosméticos con los que día a día agredimos nuestra piel hemos optado por cuidarnos con productos naturales. Elaboramos los jabones de forma artesanal, como antaño, por eso contienen glicerina natural que no es más que el resultado de combinar un ácido grado (aceite) con un álcali (sosa). Durante la saponificación las grasas se transforman en jabón y en glicerina, por eso son tan hidratantes. No añadimos detergentes químicos adicionales, productos derivados del petróleo ni conservantes, lo que los hace ideales para pieles con problemas.


Es verdad que en su elaboración se emplea hidróxido de sodio o sosa, sin embargo este compuesto desaparece una vez terminado el proceso de saponificación, de ahí que podamos decir que, aunque el hidróxido de sodio se utiliza para hacer jabón, el producto resultante no lo contiene.


La base de nuestros jabones es el aceite de oliva, que utilizamos en una proporción de 30-40%. Este oro líquido contiene minerales y vitaminas y es muy hidratante porque atrae la humedad a la piel y la mantiene en ella creando una película protectora sin bloquear sus funciones naturales; de esta forma la epidermis puede continuar sudando, produciendo grasa y eliminando células muertas, algo fundamental para que se mantenga sana y joven.


En todas las recetas empleamos también aceite de coco, palma, hueso de palma y ricino, y enriquecemos el producto con manteca de karité o de cacao, aceite de rosa mosqueta, de aguacate o de jojoba. Con ello buscamos conseguir un jabón con unas características ideales de dureza, espuma e hidratación y adaptarlos a pieles problemáticas.


TIPOS DE JABONES